La milonga esa de que vivíamos por encima de nuestras posibilidades

Los neoliberales, principalmente el PPSOE, los bancos, la CEOE y otras organizaciones de ese pelo, nos están repitiendo desde hace unos años que esto que nos pasa es a causa de que los trabajadores vivíamos por encima de nuestras posibilidades, una total falsedad que es muy fácil de desmontar con unos cuantos datos sacados de Eurostat.

En 2005, año en el que aun nadábamos en la abundancia, la renta percápita española en términos reales se situaba en el 94% de la media de la EU27, mientras que nuestro índice de consumo percápita era del 91% (véase este informe). Para el 2011 este dato no hay cambiado mucho, siendo la renta percápita un 99% de la media europea y nuestro nivel de consumo el 94%, siempre según datos de Eurostat. La diferencia entre renta y consumo ha aumentado 2%, es decir, que consumimos un poco menos de la media europea por lo que producimos, siendo nuestras diferencias despreciables.

Comparativamente Alemania consumía 2 puntos por encima de la media según su PIB en el 2007 y un punto por debajo en el 2011. Otros países a los que ahora les va estupendamente consumían 20 ó 30 puntos por encima de la media según su PIB, como Suecia, Finlandia, Dinamarca o Suiza.

Por tanto, si por el lado privado nuestro nivel de consumo era moderado puede que se refieran al lado público. Claro, debe ser eso. Ya nos están diciendo ahora que el Estado no se puede gastar lo que no tiene, así que debía ser el sector público el que vivía por encima de sus posibilidades, dando ayudas, subsidios y otras «mamandurrias» a tuti plen. Pues bien, va a ser que tampoco eso es cierto. El sector público español está subfinanciado. El gasto público en España suponía, antes de los recortes, tan solo el 72% de la media la EU15, mientras que nuestro PIB percápita ya está en el 99%. España es de los países que menos dinero dedica a los servicios públicos de la unión europea de la primera velocidad, muy por detrás de países como Francia, Alemania, Suecia o Dinamarca.

Observando los datos comprobamos que, por ejemplo, el endeudamiento público –el del Gobierno del país, de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos– ha sido realmente reducido. Recordemos que la deuda española al inicio de la crisis andaba por el 60% del PIB, un porcentaje francamente reducido si lo comparamos con otras economías. En 2011 la deuda pública española supuso el 68,5% del PIB, mientras que en Alemania era del 81,20%, y en Reunido Unido o Francia suponía el 85%. Estos datos echan por tierra el populismo de derechas que de todo responsabiliza a un gasto público que, efectivamente, ha sido en todo caso muy poco eficiente.

Entonces… ¿qué milonga nos están contando?

Quizás esta historia se deba al endeudamiento privado, principalmente de PYMES, autónomos y particulares, que ha alcanzado unos niveles en cierta medida superiores a los de nuestros homólogos europeos. ¿A qué se debe esto? Es sencillo explicarlo. Constantemente nos repetían aquello de «España va bien», y muchos se lo creyeron. Nos instaban a comprar pisos, coches, irnos de vacaciones al caribe, etc, ¡¡pero no nos subían el sueldo!!

Lo cierto es que llevamos décadas sumidos en eso que llaman «moderación salarial». Entre 1995 y 2007 la evolución de los salarios medios reales de los trabajadores españoles o se mantuvo “cerca de cero”, como señala la OIT, o según otras referencias decrecieron en un 10 %. Eso significa que, mientras se producía el mayor periodo de auge económico conocido, o estuvieron congelados  o sufrieron una merma de hasta 0,6% en promedio anual.

Por tanto, si no nos subían los sueldos pero nos empujaban a consumir más, ¿de donde salía el dinero? Fácil. De pedírselo al banco. Amparados en los bajos tipos de interés y en la liquidez aportada por los bancos alemanes y franceses aumentó exponencialmente el endeudamiento privado, a razón de un 6% anual. Así es como el endeudamiento privado se disparó en España en la época de mayor auge. El dinero salía a raudales de los bancos. Nos decían que compráramos ahora, que ya lo devolveríamos luego, cuando ganáramos más, porque la economía iba viento en popa. Nos decían que nos compráramos ese piso de 300.000 euros que tan solo cinco años antes valía la mitad, y nos decían que no nos preocupáramos, porque si las cosas venían mal dadas siempre podríamos venderlo y forrarnos, porque la vivienda nunca baja, y se esperaban ascensos de locura.

Así hubo quien pedía prestado para cambiar de coche cada 2 años, o para irse de vacaciones, pero esos eran los menos. Aquellos que se metieron en hipotecas que hoy en día no pueden pagar son en su mayoría los que se han quedado sin trabajo. Pero, ¿cómo podían prever que las empresas para las que trabajaban les iban a despedir, o iban a quebrar, si todos nuestros políticos y dirigentes repetían una y otra vez que la situación económica solo podía mejorar y que España iba como un tiro? Ahora resulta que son unos morosos, y que vivían por encima de sus posibilidades. Recordemos que en 2007 nuestra tasa de paro era del 8,3%, mientras que ahora sufrimos un bochornoso 24,4%.

Por otra parte, es importante señalar que ni todas las familias se han endeudado con la misma intensidad ni todas las empresas han tenido el mismo comportamiento «irresponsable». Así, según el Fondo Monetario Internacional, el 10% más rico de los hogares tiene a día de hoy el 40% de las deudas totales de los hogares, mientras que el 95% de las deudas empresariales pertenecen a las grandes empresas –aquellas con más de 250 empleados–. Estos datos señalan una obviedad: los más ricos se endeudan por cantidades muy superiores y hacen acumulan el peso de la deuda privada española.

Es por eso que los principales morosos que sufren los bancos no son las familias que por haberse quedado en paro no pueden hacer frente a sus hipotecas, sino a todas esas empresas del pelotazo, en su mayoría grandes promotoras inmobiliarias, que hoy en día no colocan sus construcciones ni regalándolas.

Entonces, volviendo al tema inicial, ¿quién vivía por encima de sus posibilidades? Para mi la respuesta es clara. ¡La clase política y financiera! Unos señores que se negaban a ver la evidencia, borrachos de cortoplacismo. Ahora resulta que el crecimiento desbocado español tenía pies de barro. Los bancos franceses y alemanes preferían invertir en la economía española, que basaba su crecimiento en la especulación inmobiliaria, dando unas tasas del 7% y 8%, más jugosas y rápidas que las que podían conseguir invirtiendo en otros perversos productos financieros de estructura incomprensible. Así llegamos a un crecimiento del precio de la vivienda del 100% en tan solo cinco años.

Los bancos españoles recibían tanto dinero de sus homólogos alemanes, franceses, belgas y holandeses que no sabían qué hacer con él, y daban miles de euros a cualquier hijo de vecino que entrara por la oficina, aunque solo supiera firmar con el dedo.

Ahora resulta que por este y otros errores están al borde de la quiebra, pero… un momento. Si un banco quiebra sus acreedores se pueden quedar con un palmo de narices, es decir, el sistema financiero centroeuropeo podría no recuperar la ingente cantidad de dinero que inyectó en la economía española. ¡Eso no se lo pueden permitir! De ahí la ayuda de los 100.000 millones de euros a la banca, que no es más que una refinanciación de esa deuda, con la letra pequeña de que si los bancos españoles no son capaces de devolver ese dinero lo hará el Estado, o sea, todos nosotros. Y aun encima nos dan ese dinero a condición de someter nuestras políticas económicas a sus dictámenes. ¡¡Menudo chollo!!

En resumen, el establishment financiero español ha vivido por encima de sus posibilidades, adquiriendo deudas que ahora no pueden pagar. No ha sido el sector público, ni las PYMES, ni los particulares los que han contraído deudas insoportables, sino los bancos españoles, que no pueden devolver el dinero a sus homólogos europeos.

De ahí que hayan lanzado esa campaña de manipulación al respecto de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, y la gente se lo cree, y se oye por ahí esa frase de «sí, tenemos que apretarnos el cinturón, hay que arrimar el hombro». ¡¡Tenemos que abrir los ojos!! ¡¡No puede ser que en España paguemos siempre los mismos!!

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  1. ¿Vivíamos por encima de nuestras posibilidades?

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